jueves, 16 de abril de 2009

ACCIONES DEL MONAGUILLO DENTRO DE LA MISA

Al comienzo: deben de llegar con tiempo a la sacristía para revestir y preparar lo necesario pata la Eucaristía. Cuando llega el sacerdote deben estar atentos a lo que el indica. Lo ayudan a revestir. Todos miran al santo Cristo de la sacristía, oran unos minutos. Luego se organiza la procesión: primero el turiferario (que ha presentado al sacerdote el incensario antes de salir de la Eucaristía para que ponga incienso); luego el ministro con la cruz y los demás con los ciriales a ambos lados. Si hay diacono de llevar el libro de los evangelios, si no hay lo puede llevar el lector. Luego siguen los demás ministros. Por último el sacerdote, solo, concluye la procesión.

Los monaguillos caminaran ni muy lento ni muy rápido, deben hacerlo con elegancia, mirando hacia adelante y nunca a las personas, con las manos juntas sobre el pecho si no tienen que llevar nada. En el caso de llevar algo la otra mano debe ir en el pecho.

De dos en dos se dirigen hacia el altar. Al llegar al presbiterio, si los ministros no son muchos, se dividen a derecha e izquierda de modo que el sacerdote quede en la izquierda. En el caso de que hayan artos monaguillos, se acercan al altar de dos en dos haciendo una inclinación o genuflexión, luego se dirigen al lugar correspondiente.

Los asientos de los monaguillos deben significar su función y deben ser distintos de la sede presidencial. No estar muy lejos de ella para poder asistir con facilidad al sacerdote. No deben estar tan cerca como si se tratase de una presencia compartida. Cada Iglesia debe ver cuál es la mejor distribución.

El turiferario presenta al sacerdote el incensario. Si es necesario se añade incienso y luego se inciensa el altar, la cruz, y la imagen de la virgen o del patrono. Aquí no se inciensan a las personas. Al terminar el turiferario recibe el incensario y lo lleva al lugar correspondiente.
El encargado del misal se acerca al sacerdote siempre que sea necesario presentándole el libro abierto en el ligar correspondiente y se retira cuando la oración haya terminado, nunca dejar al sacerdote con la palabra en la boca.

Si hay aspersión en lugar del acto penitencial, el monaguillo llevara el agua antes de la oración de bendición y la mantendrá ante el sacerdote durante la misma. Al terminar la oración se pondrá a la izquierda del sacerdote, le dará el hisopo y lo acompañará mientras dure el rito de la aspersión. Luego llevara a la creencia el recipiente con agua.

Durante la palabra: Deben escuchar atentamente la palabra de Dios, sentados con las manos en las rodillas. Cuando comience el canto del aleluya, todos los monaguillos se ponen de pie y los que hayan sido designados acompañan al sacerdote o diacono al ambón, yendo delante de ‘el. Se ponen a los lados mirando al ministro que lee y nunca de cara a la asamblea. Aran la señal de la cruz y con las manos juntas o sosteniendo los ciriales, escucharan el evangelio. Luego vuelven por el mismo camino dejando los ciriales en la creencia. Si se usa incienso el turiferario lo llevara al sacerdote en el canto del aleluya. Con el incensario humeante va a delante del que proclamara el evangelio y se lo pasara después de que este haya dicho: “Lectura del santo evangelio según San…” Luego juiciosamente escucharan la homilía. Para el credo se ponen de pie y así siguen durante la oración de los fieles.

Durante la liturgia Eucarística: Preparación de la ofrendas. Si hay procesión los monaguillos se colocaran a los lados del sacerdote para poder recoger de sus manos las ofrendas que le traen, luego las colocan a un lado del altar. Mientras, otro monaguillo puede extender el corporal y colocar el misal, con el micrófono adecuadamente situado. Si no hay procesión llevaran directamente de la creencia las ofrendas del pan y del vino. Las vinajeras las sostiene el monaguillo mientras el sacerdote se sirve. Si hay incienso el turiferario se acerca al sacerdote por el lado derecho del altar, acompañado por el que lleva la naveta a su izquierda. Después de colocar el incienso el turiferario no cierra el incensario hasta que el sacerdote lo haya bendecido haciendo la señal de la cruz. Si no hay diacono acompaña al sacerdote en la incensación alrededor del altar, también ante la cruz. Luego el monaguillo toma el incensario de las manos del sacerdote y lo inciensa a él y seguidamente a la asamblea. Luego se retira a su lugar. Los otros monaguillos se alistan para el lavabo y cuando al terminado de ofrecer el incienso (después de poner el vino y el agua en al cáliz) se acercan al sacerdote: un monaguillo echa agua sobre las manos del sacerdote, aguantando con la derecha la jarra y con la izquierda el recipiente para recogerla. Mientras el otro a la izquierda del primero ofrecerá la toalla desplegada. Luego se retiran a la creencia. Todos los monaguillos junto con el pueblo se ponen de pie al decir, El señor reciba de tus manos este sacrificio…”

Durante la plegaria Eucarística: deben estar de pie, menos los que los que tienen que incensar en el rito de la consagración. Tomaran los ciriales, ponen incienso en el incensario y se situaran ante el altar, despaldas a la asamblea y allí, arrodillados, asistirán a toda la plegaria. Después de la consagración del pan el turiferario incensara el Cuerpo de Cristo, lo mismo hará con el vino consagrado, sangre del Señor, mientras el sacerdote lo muestra a la asamblea.

Durante la comunión: En el momento de la paz los monaguillos se intercambian entre ellos el gesto de la paz. No hacer ruido, golpes en la espalda, manoteos, risas y palabras innecesarias. Se dice la Expresión la paz sea contigo.

Mientras comulga el sacerdote, los monaguillos que vayan a comulgar se ponen juntos, en un lugar determinado según la distribución del presbiterio. Deben comulgar bien, con el máximo respeto y devoción.

Después de la distribución de la comunión se llevan los vasos al altar y cuando estén vacios a la creencia. Ahí serán purificados mejor al terminar la misa. Si tiene que ir el sacerdote al santísimo lo acompaña un monaguillo asignado.

El acolito ayuda al sacerdote a hacer la purificación echándole un poco de agua en el cáliz y ordenando luego todos los mm vasos que se han utilizado para a liturgia eucarística.
Para la oración final los monaguillos se ponen de pie.

Durante la despedida: reciben la bendición inclinándose ligeramente, mientras hacen la señal de la cruz. Cuando el sacerdote besa el altar, se inclina para venerarlo, todos lo deben hacer, luego van de dos en dos a la sacristía. No se toman ciriales, ni cruz, ni incensario, sino que se vuelve normalmente por el camino más corto sin mayor solemnidad. En la sacristía esperan al sacerdote, de cara al crucifijo, lo saludan con una pequeña inclinación y si este dice: que aproveche, le responden: para la vida eterna. (en latín: prosit y responden: in vitam aeternam) Luego el monaguillo hará un arto de oración ante el santísimo, dándole gracias por la Eucaristía y porque él lo ha llamado a servir en el altar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias por el aporte. la verdad no sabia que responder ante un prosit. muchas gracias nuevamente. Dios los bendiga